Tuesday, February 19, 2008

nimia


En ocasiones siento los brazos como agonizantes, me pican, se adormecen, están a punto de morir...


Veo de lejos la gran ensenada, sin olas, sofocada de gente que quiere ganar una estúpida competencia.


Con el dedo meñique recorro tu espalda, ¿sientes cosquillas aquí?, la detallada yema de mi dedo apenas te toca, ¿y aquí? Un besito por cada risa que me regales.


Los pequeños pájaros se sumergen en el agua turbia, con sus afilados picos rompen la viscosidad del agua y con sus pequeñas alas llegan hasta mí, hasta todo la gente que ahí nos encontramos.


Entonces te pregunto ¿Qué tan lejos es lejos?...


En el cielo una bandada se acerca, vuelan desde lejos hacia mí, que ahora estoy en el agua, del centro a la derecha, de la derecha a lo lejos, de lejos a la izquierda y de izquierda se van a pique al agua, contra toda la gente eufórica y desnuda.


Mis brazos te rodean, te aprietan tan fuerte...


Salí a flote en una pequeña barca el conductor, un abate con capucha, manejaba hacia la meta.


Corren por tus redondísimos glúteos, un besito rotundo para ti.


No me sueltes...


Un pequeño pajarito azul vuela –entendámoslo con el sentido coloquial de que se desplaza rápidamente- mi mano derecha lo pesca en el aire –que gran hazaña acabo de pescar un ave que volaba al ras del agua- tenía la barriga hinchada y una lengua roja delgada y enredada saliéndole por el afilado pico.


He robado el néctar de tu piel...


Salté al agua pájaro en mano y nadé lo más veloz que pude hacia la meta, al llegar, una biblioteca ahogada más que de libros de agua aparece sobre mi y del pasillo de las escaleras de piedra, como las de una torre de algún castillo o algún campanario, sale un caballero andante toma la mecha de fuego para alumbrar a los dos primeros lugares de la competencia, una muchacha de grandes anteojos y un joven tan invisible que no logro recordar.


El dedo meñique sigue por el fémur, un besito para estas piernas que se manejan desde las alturas.


Pero yo llegué primero, No, dijo el caballero, ésta señorita y éste joven fueron los primer en llegar, usted es la tercera, y acomodó su larga cabellera de rulos.


Tus pies están sucios, Tienes la planta sucia mi amor, ¿tienes cosquillas aquí? Un besito por cada carcajada que me regales.