Friday, April 4, 2008

fotografía azul

De haber sabido lo que pasaba me hubiera gustado tomar fotografías, captar el momento de su de dolor para mostrártelo. De haber sabido regreso de mi viaje para dejar registrado, no con palabras sino con imágenes reales la fortaleza de esa mujer maquillándose después de perder al amor de su vida, me hubiera gustado fotografiar el estómago que no se irrita a pesar del ácido bilioso, cada segundo en que sus pulmones inhalan y exhalan la derrota; todas las lágrimas que no salen como cascadas, cada letra trazada sobre el papel en blanco de su imaginación, cada hormiga que se comía los rayos luminosos de la felicidad, retrataría la magnificencia del "pie derecho" con el que se levanta en las mañanas, Ernesto tu no conoces a una mujer engañada, abandonada, tu sólo te fuiste, no te importó dejar despejada la duda del porqué ni el cómo. Ernesto, habría que dejar secar las piedras y hervir el corazón para entenderla, porque esa tarde ella no hizo más que tejer, retorcerse de dolor y tejer.

Para ella existen dos mentiras, las que no le importan y las que dices tu, Ernesto. Tus mentiras cortan árboles y tergiversan los puntos cardinales. Tus solos dientes parecen discurso político de derecha; tus mentiras la llevaron hasta donde está hoy, una baldosa fría, perdida en el tiempo, ya no escucha ni observa los cambios de estación.

Ernesto, verdad es que nunca jugaron a ser amantes en el agua fría del océano pacífico, verdad es que a ella no le gustan las rosas rojas y verdad es que nunca le diste un buen regalo de cumpleaños; pero todo esto no importaba mientras mentiras llenaran el cielo de estrellas y tus palabras fueran todas prosa poética. Tu y ella atravesaban la avenida disgustados, con tus caprichos, cuando en medio de tu egoísmo, cambias la mirada y acaricias su mejilla izquierda, indulgencia concedida, Amémonos ahora que no hay presente, decía ella, y seguían los mil cuatrocientos once pasos hasta llegar a casa para hacer magia.

Esa tarde un collar de perlas y un sólo arete quedaron bien colocados sobre la mesita de noche. Las ventanas estaban abiertas, el polvo y el vaho de la sociedad golpeaban las cortinas rasgadas. La puerta del baño, entreabierta mostró el lavamanos teñido de azul, tal vez tinte para el cabello, el espejo empañado con la sombra de su hermosa sonrisa. Te digo, Ernesto, todo era caos.

Llegué de mis viajes en el ecuador y la encontré con sus sandalias cafés y una blusa color marfil, apenas sonrió, estiró los brazos para estrujarme y yo empecé a hablar de todo, en alguna de mis pausas para recuperar el aliento dijo muy contenida, He puesto punto final a mi libro, No dejé que describiera el final prefería leerlo personalmente, en la tarde lo leí.



"[...] El coche arrancó diez minutos antes de las tres de la tarde, transportaba el cuerpo de Paula con una granola y una botella de agua, cargaba papeles y monedas rodantes. Con las ventanas abajo, el coche recibía suficiente oxígeno. Los semáforos en rojo son una tortura y ni se diga del amarillo. Perfumado, llegó al cajón de estacionamiento; aducado abrió la puerta y los 110 centímetros que miden las piernas de Paula salieron para apoyar primero la planta del pie izquierdo en el suelo. Prendiendo un cigarrillo y presumiendo sus uñas recién barnizadas despojó suspiros y miradas. Pequeñas florecillas iban quedando tras su caminar.

5...presionó el número cinco en el elevador y se mordió las carretillas hasta entrar al departamento de Ernesto. Se despojó de los aretes y el collar, la blusa y la falda, las sandalias y los nervios. En el baño tiñó de azul su cabello que exprimió después con las cortinas aceitunadas de la habitación, la alfombra blanca también quedó manchada de azul. Una carta inconclusa:

Ernesto:

Nunca me doy cuenta del inicio, no percibo el principio ni el final, usted dice reconocerlos porque es el momento en el que hablo mucho, se aguza mi mirada, pierdo la cuenta de los días y me rasco el dorso de la mano con los dientes. Generalmente cuando me sucede, mis palabras se pierden en sutilezas o hipótesis sin base real –definición que da la real academia de la lengua a la palabra especular. Ése es un verbo que me gusta poner en práctica con usted, porque si hablo de mi infancia usted me escucha, si yo hablo de los colores usted me escucha y si escribo usted me lee, pero lo que usted habla o escribe no tiene verdad
Y así quedó sobre la estufa, sin punto ni algo. Ernesto llegó al departamento hora y media después, corrió sobre Paula como si siempre fuera hoy y como si hoy fuera nunca, ni siquiera notó el cabello azul, mucho menos la carta inconclusa. Los lazos atados en la garganta de Ernesto tiñeron de azul su rostro."



Ahora que estás aquí conmigo en el infierno, dime, cuál es peor, el infierno de Paula o el tuyo...